Debo reconocer que esta frase me llamó mucho la atención, porque generalmente los clientes y los jefes tienden a exigir la perfección por parte de sus proveedores y/o colaboradores. Pasamos a menudo en las empresas largas horas dándole vuelta a las cosas, sobre-analizando, corrigiendo una y otra vez las presentaciones, estudio y retrasando los proyectos…
Esta frase “Perfecto, es demasiado tarde” nos hacer ver que cuidar demasiado los detalles no siempre es lo más adecuado. Por supuesto que existen situaciones en que conviene hacerlo casi perfecto, cueste lo que cueste. Sin embargo, en la mayoría de las situaciones del día a día, un trabajo bien hecho en un tiempo corto es preferible a un trabajo perfecto, pero que requiere un tiempo largo (o a veces infinito…).
Observemos la siguiente gráfica “eficiencia vs recursos invertidos”:
En este ejemplo, el 70% del resultado esperado se alcanza en 10 unidades de tiempo (horas por ejemplo) vs el 98% en 40 horas.
Así que sugiero preguntarse:
- ¿El cliente (interno o externo) está dispuesto a pagar por las 30 horas extra necesarias para entregar un resultado del 98%?
- ¿70% de resultado en 10 horas es más que suficiente?
- ¿Qué tal si preguntamos a nuestro cliente antes?